Escuchando a la hermosa Marcia

Luego del triste paso de Brasil como país invitado de la pasada Feria Internacional del libro de Bogotá, PdL sigue publicando notas y reseñas críticas alrededor de la reciente y no tan reciente producción bibliográfica brasileña. Aquí nuestro autor de planta, Cristian Soler, hace lo propio con el ilustrador y escritor Marcelo Quintanilla.


Por Cristian Soler


Escuchando a la hermosa Marcia
Marcelo Quintanilha
Veneta
São Paulo, 2021
125 páginas


En 2022 el escritor e ilustrador brasilero Marcello Quintanilha ganó el Premio al Mejor Álbum del Festival de Angulema con su obra Escuta, formosa Márcia (Escucha, hermosa Marcia). No es este un logro menor. El Festival de Angulema, celebrado en Francia, es uno de los festivales dedicados a los cómics más importantes del mundo. El premio principal que este festival otorga es considerado, junto con los Premios Eisner de Estados Unidos, como uno de los más prestigiosos en el mundo del cómic y lo han recibido artistas importantes de este medio como lo son Daniel Clowes, Chris Ware, Emil Ferris, Hugo Pratt o Marjane Satrapi. Si a esto sumamos el hecho de que este festival rara vez condecora a artistas latinoamericanos y que Quintanilha es el primer escritor en ganar con una obra escrita en portugués, podemos tener una mejor dimensión del honor que implica para esta obra y este artista brasileño el haber sido condecorados.




“Escuta, Formosa Márcia” es una modinha, una pieza para piano y voz que hace parte del reportorio de música popular brasilera desde el siglo XIX. Esta canción es el lamento de un pastor, quien al parecer se ve rechazado por Marcia, su amada. Marcia, la protagonista de la historia de Quintanilha, encuentra un disco con esta canción mientras cuida de una anciana e inmediatamente se siente cautivada por ella y reflejada en ella. Marcia es una enfermera de Río de Janeiro que trabaja en un hospital y cuidando a una anciana. Pese a sus dos trabajos, Marcia no puede salir de su vida en la favela y las dificultades que hay en ella. Ella vive con su pareja Aluísio, un trabajador de la construcción, y con su hija Jaqueline, quien es el fruto de una relación anterior a la que tiene con Aluísio y cuyo padre está totalmente ausente. Precisamente, uno de los retos más grandes que tiene Marcia en su vida, es el de evitar que su hija Jaqueline caiga en el mundo de la delincuencia que la rodea en todo momento.



A diferencia de la Marcia de la canción, la Marcia de esta historia no es una persona que hace a otros sufrir por amor, sino que es ella misma la que sufre por esta causa. Tratando de evitar que su hija se involucre en un acto criminal, Aluísio termina confrontando a los matones de la banda a la que Jaqueline pertenece y es golpeado hasta terminar en coma. Este sacrificio de Aluísio por una parte le da las herramientas a Marcia para ayudar a su hija, pero por otra parte le genera nuevos dilemas y preocupaciones. Marcia debe decidir si es más conveniente para Jaqueline que ella sea enviada a prisión o que siga en libertad. Por otra parte, también debe soportar que la madre y la familia de Aluísio la culpen a ella por el grave estado en que él quedó tras la golpiza. Y encima de estos problemas, Marcia debe vivir con el constante riesgo de que las bandas criminales en su barrio atenten contra ella ya que se opuso a sus planes delictivos. Pese a todas estas dificultades, Marcia es una persona que se preocupa por cuidar de aquellos que son cercanos a ella y también por cuidar a sus pacientes.



Escuta, formosa Márcia es una historia anclada en la realidad de las personas que viven en las favelas de Río de Janeiro y por ende también puede ser familiar para tantos habitantes de los suburbios de diferentes ciudades latinoamericanas. Esta novela gráfica retrata las dificultades que viven las personas en estos barrios día a día pero también muestra cómo ellas superan los problemas o sacan lo mejor posible de cada situación. Quintanilha usa en esta historia una amplia paleta de colores, lo que le permite retratar la gran diversidad étnica de Brasil y a representar cómo esta es también un marcador de diferenciación socioeconómica. Esta amplia paleta de colores también le permite a Quintanilha representar las casas coloridas de las favelas y la manera como están construidas con materiales disímiles que no se limitan al ladrillo o cemento, sino que también se pueden extender a las tejas de zinc, el plástico o la madera. Es mediante los pequeños detalles que Quintanilha logra darle vida a sus personajes y a su historia, ejemplo de ellos son los rasgos de tristeza de Marcia cuando mira a su hija y el silencio con el que esta le responde, los cables eléctricos que proliferan en los postes de las favelas o las cervezas de 600 ml envueltas en un soporte térmico individual para mantenerlas frías que las personas toman en las tiendas de barrio.


PdL