Esta obra del escritor italiano Andrea Micalone nos narra un mundo que fue devastado y la humanidad diezmada al máximo sobrevive en estricto confinamiento. Sin embargo, La élite del Gobierno Mundial los ha engañado a todos y existe un mundo normal fuera de los muros de la ciudadela. Un grupo rebelde se prepara para El Gran Despertar.
·Atlantis: el final del Mundo Unificado
Andrea Micalone
Panamericana editorial
Bogotá, 2024
295 páginas ·
Atlantis: el final del Mundo Unificado y Libre, escrita por el italiano Andrea Micalone, una novela postapocalíptica que nos sitúa en un mundo donde hablar con los demás está prohibido, y en que la verdadera revolución es el amor.
Si hay un panorama desalentador y pesimista sobre el futuro, lo podemos encontrar indudablemente en las novelas de ciencia ficción. Sus ambientes expuestos a través de sórdidos paisajes que, en contraste con el inevitable desarrollo tecnológico, suelen ser controlados mediante el uso sistemático de la tiranía, adquieren un estilo particular cuya tragedia colectiva no sólo se limita a construir mundos a través de la imaginación. Al parecer, el verdadero sentido de este tipo de obras concentra su narrativa en el impacto que puede despertar en nosotros los lectores. Cuando aplicamos una reflexión eficaz, distante de toda emoción confusa, surge una visión peculiar capaz de relacionar cada evento descrito en este tipo de obras con los sucesos de nuestra realidad inmediata.
Ante la perplejidad del porvenir, muchos se preguntan qué tanto avanzará la sociedad a nivel tecnológico, cómo la ciencia creará artefactos superdotados que faciliten nuestro diario vivir y si estaremos lo suficientemente preparados para ser partícipes del añorado progreso. Pero en esta continua expectativa también se encuentran aquellos (quizás los más humanos) que tienden a mirarlo todo con los ojos de la incredulidad y del horror. En su interior contemplan que, en medio de ese mal llamado progreso, la humanidad sufrirá un inminente deterioro causado por el egoísmo, la infamia y el control impuesto por un sistema perseguidor. Es debido a esta reflexión que ellos auguran sin esperanza cómo los hilos de nuestra conciencia se romperán progresivamente a causa de las realidades proyectadas en diversas pantallas y cómo, de una u otra forma, estas nos absorberán la libertad a tal punto de reducirnos a un modo de actuar primitivo e inhumano. Gracias a dicha minoría consciente es que todavía podemos percibir sus voces en diversos espacios donde se oponen al dominio de esa evolución disfrazada y, mediante actos intrépidos, se convierten en héroes silenciosos, en los olvidados y desconocidos como los protagonistas que aparecen en la magistral novela llamada Atlantis: el final del Mundo Unificado y Libre, escrita por el italiano Andrea Micalone.
Ambientada en una sociedad en ruinas por culpa de la contaminación de sus antepasados, el Gobierno Mundial es el único ente encargado de restituir el orden a base de un sistema de reclusión que obliga a todos los habitantes a vivir en espacios exageradamente reducidos dentro de cubículos de plexiglás. Su líder, el Gran Vicario Mindrandhor y su “consejero”, Vedar Thraunys, tienen la misión de controlar el comportamiento general de los habitantes. La población, que vive en la Antártida, el único continente que pudo sobrevivir a la crisis ambiental provocada por el Mundo Antiguo, debe adaptarse a un sistema riguroso que consiste en permanecer, según las capacidades intelectuales de sus habitantes, en las industrias A, B, C, D o en otras instituciones administrativas. Por el contrario, aquellos que son categorizados como las menos hábiles, están obligadas a ejercer labores de cultivo antártico.
Cada habitante debe someterse al limitado orden de su espacio. Es tanta la monotonía solitaria en la que viven, que apenas les queda tiempo suficiente para acceder a la Puerta Social e interactuar silenciosa y exclusivamente con los compañeros de academia. La escasa capacidad de libertad tan sólo depende de las llaves holográficas con que tienen acceso a otras dimensiones, eso sí, controladas por los altos jerarcas del Gobierno Mundial. El resto de sus jornadas deben dedicarse a estudiar y a trabajar según el tipo de industria a la que han sido asignados por el sistema. Por lo demás, y para evitar cualquier vestigio de contaminación que ponga en riesgo el equilibrio de la humanidad, nadie puede cruzar las cuatro paredes de sus cubículos sin derecho a establecer contacto humano. Por esta razón, demostraciones extintas y primitivas como el amor, el lenguaje y la amistad, deben ser exterminadas lo más pronto por el bien de Atlantis, la única patria donde el progreso está en constante armonía con el Mundo Unificado y Libre. Por lo tanto, si alguien intenta promover un acto de rebelión o, como es llamado en su lenguaje técnico, de oscilación, el ejército del vicariato hará todo lo posible para evitar que se vinculen al detestable grupo de insurrectos denominado los olvidados y desconocidos.
Dentro de este orden restrictivo vive Rud, un joven inquieto de capacidades extraordinarias a quien la duda lo invade constantemente. Aunque se halla en una posición privilegiada a diferencia de otros jóvenes de su edad (puesto que pertenece a una de las más altas esferas académicas de Atlantis), el impulso por cuestionar su condición humana y la de su entorno asume un matiz mucho más profundo con la llegada de Relin a la academia, una muchacha que despierta un confuso sentimiento en él a causa de su inteligencia y simpatía inconfundibles. En sus conversaciones a distancia se fortalece un vínculo extraño, nunca antes experimentado en su corta existencia. El instinto de sentirla cerca, de conocer cada parte de su ser lo llevan a asumir múltiples riesgos. Aunque sabe las posibles consecuencias que deberá afrontar si desobedece, una voz interior pide a gritos idear toda clase de artimañas con el fin de saciar ese deseo desconocido e irracional imposible de definir.
extraño fuera de su limitado espacio.
Sin embargo, el miedo los acecha y sólo la paciencia de “el Sabio”, máximo patriarca de la organización de los olvidados y desconocidos; junto con la intrepidez de Iskal, un servidor de dicha organización, calmarán su estado de confusión y les ayudarán a ocultarse del inminente ataque promovido por el vicariato. Pese a la incertidumbre, tales protectores también serán los encargados de sembrar en el corazón de los jóvenes la semilla de una utopía llamada el Gran Despertar.
Con todo este entramado de enigmas, la novela de Marconi desata un sinfín de emociones permanentes en donde la intriga, el amor, los conflictos, la palabra, los intereses, el espionaje y el poder se reúnen en cada capítulo con el fin de llevarnos a varias dimensiones. Por momentos parece que la esperanza tiende a disiparse, pero siempre hay atajos en los que la fuerza del amor prolonga un poco más el estado de incertidumbre sufrido por los jóvenes héroes.
Con la creativa edición de Luisa Noriega Arrieta, la traducción impecable de Santiago Ochoa Cadavid, la diagramación auténtica de Diego Martínez Celis y las fascinantes ilustraciones Kunets Roman, Panamericana Editorial exhibe una obra curiosa que nos invita a responder la siguiente incógnita: ¿qué tan cerca estamos de vivir en Atlantis?