Palestina: La mirada de las víctimas

Publicamos una de las reseñas incluidas en nuestro más reciente ejemplar impreso de Lecturas críticas, esta vez dedicado al conflicto en Palestina, visto a través del libro del caricaturista y periodista Joe Sacco. 

Una reseña de Cristian Soler.

Palestine
Joe Sacco
Fantagraphics books
(Editado en español por Editorial Planeta)
Seattle, 2015
385 páginas.


A fines de 1991 y principios de 1992, el caricaturista y periodista maltesamericano Joe Sacco viajó por la frontera de Gaza y diversas ciudades de Palestina entrevistando a sus habitantes. Las fotos, notas, grabaciones y dibujos que realizó en este lugar se convirtieron en una serie de nueve cómics que salieron entre 1993 y 1995 y que se compilaron en un libro que se publicó en 2001. Este libro, Palestine, sería la piedra angular del género conocido como comic journalism, o cómic periodístico. Joe Sacco, quien para ese entonces ya se había hecho un nombre en el mundo del cómic alternativo por, entre otras razones, haber ilustrado varios números de American Splendor de Harvey Pekar, llegó a Palestina después de recorrer Europa y haber estado en la Guerra del Golfo. Su interés en principio era recorrer diferentes lugares, algo que retrató en diferentes cómics, pero los conflictos que se estaban desarrollando a fines de los años ochenta y principios de los noventa lo llevaron a visitar estos lugares como reportero. Este oficio no le era ajeno ya que estudió periodismo en la Universidad de Oregon.




El filósofo y crítico literario Edward Said señala en la introducción que escribió para este libro que la mayor preocupación de Joe Sacco es la de representar a las víctimas. Sacco se enfoca en representar las vidas de aquellas personas que tienen que pasar sus días en campamentos en Gaza o en territorios ocupados. Al final de este cómic, mientras Sacco se encuentra en Tel Aviv con dos amigas israelíes a las que les cuenta sus aventuras en Palestina, ellas le reprochan que él no ha visto casi el lado israelí. No son pocos los soldados israelíes que han perdido sus vidas o las de algún compañero en confrontaciones bélicas con Palestina, no son pocas las familias israelíes que han perdido a alguien en un atentado terrorista. La respuesta de Sacco ante esto es que no desconoce aquellas pérdidas del lado israelí, pero que necesitaba ver el lado palestino ya que esa es una perspectiva que raramente se muestra en los medios occidentales. Especialmente para alguien como él, quien creció y vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos, era importante ver ese lado y mostrarlo en su país en un medio popular como lo es el cómic.





Joe Sacco no centra su historia en un solo personaje. Aunque él se representa a sí mismo a lo largo de Palestine y la narrativa sigue su recorrido a través de Palestina e Israel, los personajes se suceden unos a otros. Cuando cada persona cuenta su historia y su relación con la ocupación, Joe Sacco a veces representa a estas personas en el acto de narrar su historia, otras veces representa aquello que se está narrando en la historia y otras veces muestra aquello que pasa por su cabeza o sus impresiones ante lo que está escuchando. En su recorrido, Joe Sacco visita ciudades palestinas como Nablus, Ramallah y Jabalia, también va a cárceles donde se encuentran detenidos miles de palestinos como ANSAR III, además de visitar los diferentes campos de refugiados que se encuentran en la Franja de Gaza. Joe Sacco no solo representa a las personas que conoce y sus historias, él también representa parte de sus recorridos entre las diferentes ciudades y sus impresiones al caminar por estos lugares. Es mediante este acto de representar su propia inmersión en Palestina, sus choques culturales y sus dificultades en este país, pero también sus encuentros con las diferentes personas que cruzan su camino, que Palestine deja de ser un simple relato periodístico al que nos tienen acostumbrados los medios occidentales y se convierte en un retrato del drama humano que nos puede tocar personalmente.


Hablando con algunos habitantes de Nablus, Sacco se percata que la violencia no solo está fijada en la memoria y en las palabras de sus habitantes, sino que también está inscrita en sus pieles. Varias personas tienen en sus brazos, espaldas y rostros cicatrices o moretones causados por balas de caucho disparadas por el ejercito israelí para dispersar protestas. Aunque estas armas son supuestamente no letales dejan secuelas en la población, la cual en muchos casos no hacía parte de las protestas que se pretendían disolver, sino que eran simples espectadores o transeúntes. En varias ciudades también se encuentra con que es demasiado fácil para un adolescente ser arrestado por el ejército israelí por sospecha y ser puesto en una celda bajo tortura por semanas o meses, por lo que muchos de ellos prefieren no salir a la calle y abandonar la escuela. Se encuentra con madres que perdieron uno o más de sus hijos después de la primera intifada, una rebelión palestina contra la ocupación israelí a fines de la década de los ochenta, en la que la mayoría de los combatientes palestinos estaban armados con piedras y que el ejército israelí aplacó en muchos casos disparando a la población civil. 

En este cómic Sacco presenta una variedad de aristas de este conflicto, casi todas ellas provenientes del lado palestino. Haber visitado este país en 1991 incluso le permite conocer personas palestinas que vivieron en poblados ubicados en la zona de lo que hoy es el Estado de Israel antes de 1948, cuando Israel se declaró independiente. Aun así, Sacco reconoce que su trabajo en Palestina puede resultar polémico no sólo por representar el lado que generalmente se considera como enemigo en occidente sino porque su voz y su visión puede llegar a ser paternalista o intrusiva para los palestinos. Cuando visita la franja de Gaza, Sacco mismo le pide a su guía que le busque personas que cumplan con los diferentes perfiles que tiene anotados en una lista y luego se dedica a entrevistar uno a uno a un ritmo frenético. Igualmente, relata cómo visitar un campamento de refugiados en Gaza es como realizar un tour gratuito organizado por las Naciones Unidas. Su preocupación por verse como un turista no es extraña. Fueron varios los periodistas e intelectuales que en la década de los noventa viajaron a zonas de conflicto en países en vías de desarrollo. Allí tomaron algunas fotos e hicieron algunos reportajes y al rato viajaron de nuevo a Europa y Estados Unidos para recibir premios o gozar de su fama. Una preocupación similar manifiesta Arturo Pérez-Reverte en Territorio Comanche y fue por una acusación de este tipo que el fotógrafo Kevin Carter se suicidó en 1994 luego de haber ganado el Pulitzer con una foto sobre las hambrunas en Sudán.  

Es esta preocupación por no ser un turista la que le permite a Joe Sacco representar un contexto tan complicado sin hacer una explotación de la miseria de las víctimas. A lo largo de su recorrido por Palestina podemos ver la simpatía y la compasión que Sacco puede sentir por sus entrevistados, pero él también reconoce las barreras que los separan de los palestinos. Una de ellas es el idioma, otra de ellas es la religión (Sacco proviene de Malta, un país tradicionalmente católico). 

Otra de esas barreras son los choques culturales como el que siente al ver la cantidad de mujeres que usan El hiyab. Conversando con mujeres palestinas, él descubre que no todas las usan por imposición y que las razones por las que ellas se decidieron a usarlas pueden ir desde la religión, pasando por la costumbre y hasta por la moda. Hablando con la juventud palestina, también descubre sentimientos encontrados en ellos hacia Hamas. Algunos palestinos no solo se sienten vulnerados por el ejercito israelí, sino también por este grupo terrorista. Si Sacco representa a las víctimas, no es simplemente porque esté mostrando el lado palestino, es también porque muestra las vidas de aquellas personas que no eligieron crecer y vivir en la guerra.


PdL