Por Javier González Tapia
Fábulas
Bill WillinghamECC Ediciones
Barcelona, 2012-2016
9
libros
Que las fábulas infantiles nunca
pasan de moda es una frase que se repite una y otra vez. Y aunque las frases
que la gente empieza a repetir mecánicamente pronto pasan a no decir nada, lo
cierto es que son innumerables las generaciones de niños que han crecido con
las historias de Pinocho, Blancanieves o el Lobo Feroz. Y si los niños hoy no
leen, como también se suele decir, esto no ha impedido que estas historias
sigan haciendo parte del imaginario popular. A través de adaptaciones animadas,
en musicales o en series televisivas, las nuevas generaciones han podido
conocer los cuentos y fábulas que autores como los hermanos Grimm, Charles
Perrault o Esopo se encargaron de recopilar.
En años recientes ha surgido
también la tendencia en Hollywood de hacer adaptaciones de estas fábulas ya no
animadas sino con actores, con impresionantes efectos especiales, escenas de
acción y dirigidas a un público que no es exclusivamente infantil. Sin embargo,
si estas nuevas versiones de Hansel y Gretel o Caperucita Roja resultan sosas y
aburridas, es porque más allá de sus efectos especiales estas historias
presentan tramas mal construidas. Ya lo había dicho Charles Dickens en un texto
en el que critica a los escritores que alteran las fábulas para ponerlas a tono
con la moral de su tiempo: “En una época utilitaria, sobre todas las demás, es
un asunto de gran importancia que los cuentos infantiles sean respetados (…)
Para preservarlos en su inutilidad deben ser preservados en su simplicidad,
pureza e inocente extravagancia”. Para preservar la apariencia de fábulas
infantiles, los libretistas de estas películas creen que es necesario dotar a
estas historias con una moraleja que a su vez esté acorde con nuestros tiempos
y por ello, sin ningún asomo de verosimilitud, son capaces de hacer de
Caperucita Roja una feminista.
Este interés de adaptar fabulas
infantiles para un público más adulto no ha escapado tampoco a otro medio
popular como lo son los comics y el mejor ejemplo de ello es quizás Fables de Bill Willingham. Esta serie
fue publicada mensualmente en revistas entre julio de 2002 y julio de 2015 por
Vertigo, sello editorial adscrito a DC Comics (el mismo de personajes como
Batman o Superman) pero que se encarga de dar a conocer historias que se salen
del formato clásico de superhéroes. En español Fables puede ser encontrado como Fábulas en la traducción y compilación en nueve libros que hasta
este momento ha adelantado la editorial ECC Ediciones.
Fábulas se desarrolla primordialmente en la
ciudad de Nueva York, en un sector de Manhattan llamado Fabletown. Las fábulas
infantiles se han visto obligadas a refugiarse en este lugar, haciéndose pasar
como simples seres humanos, luego de que un enemigo conocido como “El
Adversario” y venido al parecer de otra dimensión invadiera sus tierras y los
obligara a exiliarse en nuestra realidad. Por otra parte, aquellas fábulas que
como los tres cerditos no se pueden hacer pasar por humanas viven en una granja
en las afueras de Nueva York. Con este trasfondo de éxodo y confrontación, se
desarrollan la vida de personajes que lograron escapar a la invasión de “El
Adversario” como lo son Blancanieves, el Lobo Feroz, Cenicienta o la Bella y la Bestia.
El punto de partida de esta serie
es aquel donde muchas historias infantiles acaban: “y vivieron felices para
siempre”. Lo que esta historia nos muestra es que la vida es de constantes
retos y confrontaciones y que los happy
endings no hacen parte de ella, por eso la Bella y la Bestia tienen
problemas matrimoniales, el Príncipe Azul es un galán que cuenta con varios
divorcios tras de sí y a quien sus anteriores esposas, como Cenicienta o la
Bella Durmiente, desprecian. De igual forma, los villanos tampoco están
sometidos a un castigo eterno y tienen nuevas oportunidades para redimirse: el
Lobo Feroz, ahora transformado en un ser humano gracias a un hechizo, se
convierte en un detective que resuelve casos criminales dentro de la comunidad
de fábulas en el exilio y sostiene una relación sentimental algo complicada con
una Blancanieves, que busca su independencia y seguridad tras divorciarse de su
Príncipe Azul. Asimismo Frau Totenkinder, la bruja que intentó comerse a Hansel
y Gretel, aprende a usar sus poderes y hechizos para defender a las fábulas de “El
Adversario” y sus inesperados aliados.
El gran logro de Bill Willingham
es que no usa las fábulas infantiles para transmitir moralejas, sino para
convertirlas en personajes demasiado humanos. Sean héroes o villanos, hay un
interés por hacerlos simpáticos pese a todos sus errores y aciertos. Una de las
premisas de Fábulas es que los
personajes de las historias infantiles no morirán mientras sean recordados por
las personas. De ello se aprovecha Ricitos de Oro cuando se convierte en una
revolucionaria e insta a las fábulas animales de la granja a revelarse contra
las fábulas humanas y “opresoras” que viven en la ciudad de Nueva York. Pero
esta capacidad de no morir no impide que estas fábulas puedan crecer, madurar y
desarrollarse. El mejor ejemplo de esto es Boy Blue, un personaje extraído de
una rima infantil poco conocida en español y que al principio de Fábulas tiene un papel bastante secundario, pero que a medida que avanza la
historia descubre lo que es ser un héroe, con todos los sacrificios y
satisfacciones que esto conlleva, hasta inmortalizarse en la mente de los
lectores de esta serie.