Novalis y el ejercicio de la poesía

Por Celedonio Orjuela Duarte



Himnos a la noche
F. Novalis
Catedra editorial
España, 2004
296 páginas




Himnos a la Noche de Friedrich Hardemberg, más conocido como Novalis (1772-1801), es un libro de poemas que visitan los bardos por cuanto en él se encuentra el mejor canto a la noche y sus moradas; contrastando con el carácter transparente, específicamente popular de la lírica romántica alemana, aparecen estrenando siglo, en 1800, estos Himnos –versos con cierto acercamiento a la filosofía, si se quiere místicos–, configuran toda una exaltación a la noche, la oscuridad, ella la guardiana del amor celeste como lo dice en algunos de sus poemas. Los seis cánticos de que se componen los Himnos... son la única obra acabada de Novalis, debido a que murió muy joven a causa de esa enfermedad romántica que afectó a más de un escritor, la tuberculosis. Thomas Mann, uno de ellos, todo lo contrario a lo que sucede con las enfermedades nacidas en el siglo XX, miradas como vergonzantes, como lo es el cáncer y el sida. Así lo examina   lúcidamente Susan Sontag en uno de sus más nombrados ensayos, El cáncer y sus metáforas. La tuberculosis incubó en la muerte de la amada de Novalis, la casi niña todavía Sophie von Kühn.  Un crítico contemporáneo alemán ha calificado los Himnos… como una “mística protestante adogmática de marcada afinidad con el catolicismo”.


En América Latina se conoció en español, primero por unas traducciones impróvidas venidas de España. Fue el poeta anarquista peruano Manuel González Prada quien tradujo al español un puñado de poetas de lengua alemana que, salvo unos pocos, eran hasta entonces solo conocidos de oídas o por completo ignorados. Aparte de sus versiones de Goethe, Schiller, Lessing por nombrar algunos, sacando a la poesía peruana y latinoamericana de esa tendencia de mirarse a sí misma. 


Pero no es de ese libro del que nos ocuparemos en este texto. Es lo que queda en la mente del lector de la novela. “Enrique de Ofterdiengen”, escrita en 1799, pero editada póstumamente, saga que continúa ese tono lírico de los Himnos. De esa lectura, reuní esta suerte de axiomas sobre el oficio de poeta que el lector encontrará más adelante. Novela lírico-épica, entroncada en esas dos manifestaciones de acontecimientos históricos como el caso del personaje que le da título a la novela, quien fuera un trovador alemán del siglo XII y las creencias populares, además del sentimiento lírico del protagonista para llegar a ser poeta. Recordemos que antes de la aparición del romanticismo y de figuras como Goethe, Hölderlin, Novalis..., la poesía alemana vivió una vida humilde. Fue herencia de campesinos, de pacíficos burgueses, de nobles muy apegados al terruño y de escasa ilustración. Es preciso llegar a los autores modernos, depurados por el esteticismo de finales del siglo XVII, para que la poesía alemana pierda esa simplicidad. El mito de la Flor Azul, que viene a ser la búsqueda de la pureza a través de los anhelos del hombre en la comprensión del universo, es herencia de dicha tradición popular. 


Novalis


La novela, entonces, se convierte en una ficción de cuento de hadas, en una sucesión de hechos que le narran a Enrique (el apartado del minero es uno de los más reveladores). Cada aventura es un abrirse a nuevos conocimientos, a nuevas esperanzas para el protagonista del fragmento novelado de Növalis. Lo mismo ocurre con sus reflexiones acerca de lo que es y debe ser la poesía y el oficio del poeta, de la cual presentamos unos trazos de la novela en mención. Saga del periodo romántico, movimiento sin el cual no hubiera sido posible  la modernidad  y aún la posmodernidad de la que hablan algunos.


  • El poeta es acero puro: tan sensible como un frágil hilo de cristal y, a la vez, tan duro como el sílex.
  • Un poeta no debe ser alguien que anda ocioso todo el día de un lado para el otro a la caza de imágenes y sentimientos. Hacer eso sería equivocar totalmente el camino.
  • Nunca se ha oído decir que los hechos heroicos hayan suscitado en ningún alma el espíritu de la poesía.
  • En la poesía todo es interior. El poeta llena el santuario interior de nuestro espíritu con pensamientos nuevos, maravillosos y placenteros.
  • Un poeta que fuera al mismo tiempo un héroe sería ya un enviado de Dios; sin embargo, nuestra poesía no es capaz de darnos una figura como ésta.
  • Son poetas, aquellos extraños caminantes que pasan de vez en cuando por nuestras casas y renuevan el ministerio antiguo y venerable de la humanidad y de sus primeros dioses. Son huéspedes libres que entran pisando levemente, con pies de oro, y cuya presencia, sin saber cómo, nos infunde alas a todos.
  • El poeta cuando es joven, no es nunca lo frío y reflexivo que hay que ser.
  • Para llegar a poseer un lenguaje verdadero y melódico hace falta tener un espíritu amplio, atento y tranquilo.
  • Cuando en el corazón del hombre ruge la tormenta que arrambla con todo y disuelve la atención en un caos de ideas, entonces no es posible el verdadero lenguaje; lo único que de ello puede resultar es una palabra confusa y enmarañada.
  • Me atrevería a decir, casi, que en todo poema el caos debe resplandecer a través del velo regular del orden.
  • La mejor poesía está muy cerca de nosotros, y ocurre muchas veces que un objeto ordinario y corriente sea su materia preferida.
  • Para el poeta la poesía es algo que se encuentra ligado a unos instrumentos limitados, y precisamente el uso de estos instrumentos es lo que la convierte en arte.
  • El lenguaje, en sí mismo, tiene ya una esfera limitada. Más restringido todavía es el ámbito de un idioma nacional determinado.
  • Por medio de la práctica y la reflexión aprende el poeta a conocer su lengua. Sabe perfectamente lo que puede hacer con ella y no se le ocurrirá jamás exigirle más allá de sus fuerzas.
  • El adiestrarse para grandes saltos es cosa de saltimbanquis, no de poetas.
  • La religión es a la virtud lo mismo que el entusiasmo es al arte de la fábula, y del mismo modo, como las sagradas escrituras guardan la revelación, así mismo el arte de la fábula refleja de muy variadas maneras la vida de un mundo superior. Tales reflejos son las creaciones poéticas que de un modo maravilloso surgen de ella.
  • El poeta es el único hombre capaz de sentir la fuerza espiritual que mueve el mundo.
  • La voz del poeta tiene un poder mágico: hasta las palabras más usuales adquieren en sus labios un sonido especial y son capaces de arrebatar y fascinar al que las oye.
  • Es un hecho especialmente desgraciado el que la poesía tenga un nombre determinado y que los poetas formen un gremio especial. La poesía no es nada especial. Es el modo de actuar propio del espíritu humano. ¿No es verdad que en cada momento está el hombre anhelando y haciendo poesía?
  • El amor es mudo, sólo la poesía puede hablar por él. 


PdL