Douglas Adams y su mapa de la cocina al cuarto

Por Raúl Alejandro Martínez



The Ultimate Hitchhicker’s Guide to the Galaxy
Douglas Adams
Del Rey
New York, 2002
320 págs.




Si bien Douglas Adams es reconocido a nivel mundial gracias a la película basada en su obra, vale la pena releerlo con el fin de ahondar en las posibilidades que su universo plantea más allá del mero divertimento que algunos espectadores atribuyen a su estrecha relación con la radio, la televisión y, eventualmente, la nunca bien ponderada adaptación cinematográfica. En particular, esta compilación de su obra –cinco novelas y un cuento1 que inician y giran alrededor de La guía del viajero intergaláctico– permite entender muchos de los motivos y preocupaciones que indujeron a este escritor y comediante inglés a vislumbrar una historia que inicia con la destrucción del planeta Tierra.

Además de un prólogo de Neil Gaiman (escritor de ficción que se especializa en narrativa que va desde el cuento corto hasta la novela gráfica y la literatura infantil), esta edición cuenta con una introducción donde el autor se propone hacer un recuento de todas las publicaciones que abarcan la historia completa de la Guía del viajero intergaláctico (incluyendo las transcripciones de los programas de radio) y cómo éstas se manifiestan en esta edición con el fin de articular una historia definitiva:



“Anything that is put down
wrong here is, as far as I´m concerned,
wrong for good.”2 (p. xi).


Adams recuerda cómo se le ocurrió el título mientras trastabillaba borracho y hambriento por un pueblo de Austria en 1971. Después de estar buscando una dirección sin lograr comunicarse con la gente local, el autor decidió gastar lo poco que tenía en otro par de cervezas y colapsar en un prado a mirar el cielo mientras revisaba su Guía del viajero por Europa. Adams comenta que después de ver cómo surgían las estrellas al anochecer, se le ocurrió que alguien debería hacer una Guía del viajero intergaláctico. Después se durmió y no volvió a recordar esa idea sino seis años después, cuando ya había empezado un proyecto para hacer un show de radio donde quería introducir elementos de la Ciencia Ficción con algo de comedia.

Ahora bien, el mayor logro de las cinco novelas es la capacidad que tiene de tomar un género y unas situaciones de proporciones épicas para satirizar las preocupaciones del hombre moderno. Es por esta razón que el personaje principal no es un publicista de una corporación que controla el planeta, ni el capitán de una flota espacial, ni un psicólogo social que logra prever el futuro de la galaxia, sino que en esta historia el lector debe adaptarse a un inglés de clase media llamado Arthur Dent que no sabe mucho de la vida, ni de las mujeres, ni de las leyes fundamentales que afectan el universo y aquellos que tienen el tiempo o el dinero para atravesarlo. Aún así, este personaje logra superar sus limitaciones y su mala suerte en algún punto de la historia, hecho que le permitirá consagrarse como una de las personas más importantes en un planeta similar a la Tierra, donde él adquiere el título magnánimo del creador y profeta del nunca imaginado arte del sánduche; lo mejor de estos sánduches es la procedencia de la carne.

A lo largo de las cinco novelas hay una presencia clara de las inquietudes que Adams experimentó frente a su época de creación a finales de los setentas y primera mitad de los ochenta, pues en esta historia es evidente que la presencia de vida inteligente no significa necesariamente que exista una sociedad exenta de la frivolidad e ineficiencia de los entes gubernamentales. Como cualquier buena obra literaria, la Guía fomenta una crítica acertada tanto de la sociedad como de los medios de consumo que los espectadores entienden como factores provechosos para la humanidad y el progreso. No es gratuito que en esta historia exista una banda de rock cuyos conciertos derrochan tan fuera de una escala, que cada presentación exige que las ondas sonoras erradiquen la mitad de un planeta mientras la banda toca desde una nave espacial en la órbita. En cada presentación arrojan otra nave último modelo contra una estrella con el único fin de generar un increíble efecto pirotécnico, y el cantante de la banda es tan rico que es capaz de ir a comer al restaurante al final del universo a pesar de que el día que lo ven ahí sentado él se encontraba en un tratamiento de rejuvenecimiento que lo dejaba virtualmente muerto e incapacitado para moverse sin ayuda de su guardaespaldas.

Por otro lado, Adams aprovecha el género de la Ciencia Ficción para indagar por preguntas y respuestas que terminan siendo de orden filosófico como ¿Qué hacemos aquí?, ¿Qué es la vida, el universo, todo? Las cuales son respondidas inicialmente a través de una súper computadora. Por supuesto, las respuestas se caracterizan por un elegante toque de cinismo y desconcierto. Para hallar uno de esos mensajes de los poderes superiores es aconsejable llegar al final de la cuarta novela So Long, and Thanks for all the Fish, donde el mensaje del creador del universo está escrito en letras gigantes de fuego, y cualquiera que esté dispuesto a pagar unas monedas puede ingresar al mirador y leerlas o tomarles una foto.





La historia abunda en personajes tan particulares que más de uno incita a quitarse el sombrero. Uno de estos personajes es Gargravvar, a pesar de que no aparece por más de tres capítulos. Él es el guardián del Vórtex Total de Perspectiva, un artefacto que permite ver el tamaño real del universo y el pequeño lugar que la persona que lo utiliza ocupa en éste. Es un aparato de tortura diseñado para erradicar la confianza y la cordura de la víctima escogida. Sin embargo, no es por su relación con esta máquina que este personaje llega a ser tan interesante, sino es más bien porque Gargravarr es una mente manifestada en una voz que está en un proceso de divorcio con su cuerpo. En el momento en que este personaje explica su situación se le nota bastante compungido, pues sospecha que su cuerpo está con otra mente o que quizás su cuerpo está de fiesta pasándola bien mientras él trabaja; menciona que discutían mucho, sobretodo porque a uno le gustaba el sexo y al otro la pesca.

“[My body] says I only inhabit it. I pointed out that in fact I was meant to inhabit it, and it said that that was exactly the sort of smart remark that got right up a body’s nostril, and so we left it. It will probably get custody of my forename.” (p. 195).

Lamentablemente esta edición todavía no se encuentra en español, pero en definitiva es una excelente lectura para quien desee salir de la fórmula de la Ciencia Ficción de carácter épico, donde cada decisión es importante y el destino es una fuerza perdurable. No es de extrañar que en una de las ocasiones en que el universo está en peligro estos personajes logren salvarlo de un ejército de robots en un partido de criquet. PdL

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1 The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy. The Restaurant at the End of the Universe. Life, the Universe and Everything. So Long, and Thanks for All the Fish. Young Zaphod plays it Safe.  Mostly Harmless.
2 “Cualquier cosa que esté mal aquí, por lo que a mí concierne, se quedará así”.




PdL