Un comic multinacional

La primera edición de Rayuela apareció el 28 de junio de 1963 y, al cumplirse 50 años, Alfaguara los celebra con una edición conmemorativa e invitando a los lectores a compartir sus experiencias de lectura en las librerías bogotanas. #Rayuela50años. PdL publica aquí algunos textos alrededor de Julio Cortázar y su obra.


Por Angélica Hoyos Guzmán


Fantomas contra los
vampiros multinacionales

Julio Cortázar
Editorial Destino
Bogotá, 2004
104 páginas




Es innegable la trascendencia de la producción Literaria de Julio Cortázar para las letras america­nas, no sólo por la calidad estética y el manejo del lenguaje sino por la denuncia política e ideológica que se entreteje en su narrativa. En este caso presentamos ésta, que podría denominarse como una novela corta, de reciente recepción y lectura, aún en La­tinoamérica, Fantomas Contra los Vampiros Multinacionales. Bien es conocido que Cortázar es un escritor quien, a pesar de nacer en Bruselas, se identifica como parte de Hispanoamérica por haber vivido su niñez y parte de su juventud en Argentina, en donde toma posición sobre las políticas del peronismo en 1944 y manifiesta, mediante activida­des con la UNESCO y su parti­cipación desde el exilio, su cons­tante interés por la problemática social de América Latina. Si se toma la obra como mensaje esté­tico, en sí mismo encierra parte de esa ideología o ideologías cir­cundantes, que el mismo escritor empieza a profundizar y a expre­sar, encontraremos que tal vez la manifestación más directa de resistencia frente a las dictadu­ras se hace precisamente a través de la pluralidad de sentidos ma­nifiestos en “Fantomas Contra Los Vampiros Multinacionales” publicado en 1975, año en el que el escritor viaja a ciudad de México para participar en la ter­cera recesión de la Comisión In­ternacional de Investigación de los Crímenes de la Junta Militar de Chile.

Cortázar, a mediados de los años setenta, incorporó el comic-libro “Fantomas” en una novela corta basada en los abu­sos de los derechos humanos en América latina. Haciendo una apología al personaje en las novelas de Souvestre-Allain y las películas de Feuillade (Fantomas), el autor argentino relaciona al super héreo con las experiencias del “narrador”, tal como se hace llamar el “antihé­roe” de esta historia, el alter ego del mismo Cortázar, frente a la cons­piración en contra del mundo académico e intelectual y a favor de los gobiernos dictatoriales de Latinoamérica. El argumento de la novela se representa en la polifonía que aparece a lo largo del escrito y que afecta directamente al per­sonaje principal: un simple escritor que es contactado por un superhéroe a través de un cómic para salvar a la academia de la destrucción en manos de las multinacionales que quieren acallar las denuncias.

Es necesario mencionar que este libro surge en un contexto político muy marcado, los años setenta y las múltiples manifestaciones revolucionarias que influyen el oficio literario en plena vanguardia latinoamericana. Desde la segunda guerra mundial el mundo quedó rezagado en la necesidad de la paz que se hizo más fuerte a través de revoluciones y consignas en contra de las guerras en los 60 y a través de la liberación sexual en los 70, todo apoyado en la búsqueda de alteraciones del estado onírico muy al estilo del movimiento literario de la Beat Generation en Estados Unidos, al que puede ser antecesor Cortázar con esta obra que incluye viñetas al surrealismo y tratamiento de temas de alteraciones de la realidad del personaje principal como hipertexto narrativo frente a ese contexto. Dos realidades en contraste. Por un lado Vietnam, la muerte de Kennedy y las miles de personas muertas en vida y muertas en muerte. Por el otro la manifestación y el deseo de libertad.  La década que le siguió se llenó de golpes militares que llenaron el mapa de Sudamérica de zonas de gobiernos dictatoriales y grandes multinacionales en expansión. El “patio trasero” de U.S.A seguía bajo inspección gracias a la in­tervención de diversas agencias de inteligencia, según se ha documentado por muchos autores, y es el manifiesto que queda en la obra, en donde se mencionan a través de la historia los sistemas de control de organismos como la DEA, la CIA y otros.

-Parece el comienzo de “Un perro andaluz”- dijo Fantomas, siempre tan culto. -Todo en nuestra América es el comienzo de ese pe­rro, viejo, pocas veces hemos llegado a mirar algo de frente sin que la navaja o el cuchillo vinieran a vaciarnos los ojos […]


Para contrarestar y denunciar las distintas violaciones a los derechos humanos, crímenes políticos, y vilaciones a la libertad de prensa, el autor incluye dentro de la obra el Acta del Tribunal Tribunal Russell II, en el que participó Cortázar, junto a otras notables personalidades políticas y culturales, como el escritor colombiano Gabriel García Márquez. El resultado de la investiga­ción del tribunal evidenció una amplia condena a diversos go­biernos: Chile, Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay, el del propio E.E.U.U. y varias de sus agencias de inteligencia,  y algunas empresas multi­nacionales, como la ITT, la Ken­necot, la Anaconda.



Se puede considerar que la intención política evidente en esta obra es abordada en la medida en que Cortázar era ya un escritor lo su­ficientemente reconocido como para tener la idea de que un libro suyo podría servir de vehículo para la publicación de esta acta. Su intención fue hacer un llamado de alerta a nivel mundial.  Se puede explicar la inclusión de Fantomas como parte de la historia en la medida en que de alguna parte conoció la historieta,  creación de la legen­daria editorial de tiras cómicas Novaro, dedicada al misterioso personaje en donde, aquel se contactaba con varios escritores e intelectuales reconocidos, incluyéndolo a él mismo, con el fin de indagar por una serie de sucesos misteriosos, relacionados con la quema de libros. Luego de esto, el escritor argentino escribiría una historia mezclada con dibujos variando el argumento de la his­torieta original cuyo nombre era “la Inteligencia en llamas”, intro­dujo así la historieta en la narrativa y en el argumento como una alusión a la desconexión de la realidad, bifurcación de dos realidades que son la misma, un contexto ideológico que subyuga a Latinoamérica.
Esta novela nace entonces, con una misión de denuncia que se aclara desde las primeras páginas, generándose un divertimento intenso, en una narrativa majestuosamente tejida para enfatizar en la intención de denuncia. Como ya era parte de su estilo y de su estética, sacude nuestra visión de la realidad con una extraña mezcla entre litera­tura y cómic, biografía e imagi­nación; y sacude al lector en sal­tos narrativo entre la historia y la historieta.

Fantomas contra los vampiros multinacionales es el resultado de esta alquimia entre literatura y compromiso social. A partir de una historieta ya dibujada y bas­tante vendida en México, el autor realiza uno de sus textos más políticos, en el cual prioriza la visión real del mundo por sobre la creación de ficciones. Es im­portante destacar que la incor­poración de collages y otros ele­mentos por el estilo, no es rara en la obra de Cortázar. Baste re­cordar Rayuela, Último Round, La vuelta al día en ochenta mun­dos o Libro de Manuel, pero esta primera aproximación al cómic no dará frutos más propios hasta 1981, cuando en Venezuela, se publique “La Raíz del Ombú”, desconocidísimo comic donde el autor, junto al pintor Alber­to Cedrón, mostrará un terrible “pedacito de la historia argenti­na”. Pero esa es otra historia, o mejor, otra historieta. En la his­toria narrativa intercala la prosa con el cómic, se mezclan la reali­dad y la ficción, se caricaturiza también a los intelectuales incluido él mismo, así pues nos encontramos con  Alberto Moravia, Octavio Paz, Susan Sontag y Julio Cortázar, tal vez aludiendo a la impotencia del intelecto como ficciones frente a la realidad.  Al mismo tiempo se convierte a Fan­tomas en un ser real y necesario para luchar contra las grandes potencias del Norte y los dicta­dores del Sur. El Tribunal Rusell constituye el anclaje del relato con la realidad: En él se conde­na a Nixon, a Ford, a Kissinger, a la CIA, a Pinochet, a Banzer, a López Rega y a Stroessner. Todo ellos mencionados dentro del relato a través de la estrategia narrativa del mise en ab­yme,  tal como la utilizada en  “Continuidad en los Parques” y “La Noche Boca Arriba”. La estrategia a la que nos acostumbró el autor  y que se trata de la reduplicación especular propia de las estructu­ras meta-narrativas en las que se insertan relatos dentro de otros relatos.


Ahora bien, otro tanto se puede detallar de los encuentros entre los libros cómicos de la Editorial Novaro, adaptaciones relati­vamente directas de los cuentos de Souvestre-Allain y la novela que nos propone Cortázar. La figura de Fantomas comenzó a adquirir las características que diferenciaron substancialmente del carácter original: aunque ladrón, Fan­tomas mantenía una debilidad particular por el arte, se opuso a la corrupción en altos lugares, siempre trabajando para bene­ficiar a las gentes normales. Así mismo, como  el superhéroe americano Batman del cómic, Fantomas tenía un refugio secre­to cubierto perpetuamente por la niebla y abastecido con los avan­ces de alta tecnología.  Algunos otros detalles como el hecho de que Fantomas tenía dentro de su per­sonal un hermoso equipo de mu­jeres nombradas con los 12 signos del zodiaco y así aparecen en la novela de Cortázar, al igual que el atuendo original del personaje. Con la figura de Fantomas derrotado, y una historia donde los heroicos intelectuales no pue­den crear ni reproducir alguna obra, donde la dictadura se lleva las de ganar; este libro de Cor­tázar es, abiertamente, no sólo una fuerte crítica a quienes go­biernan al mundo, sino también un mea culpa de los intelectua­les, más preocupados por el arte y la cultura que por las penurias cotidianas: 

“¿Qué son los libros al lado de quienes los leen, Julio? ¿De qué nos sirven las bibliotecas enteritas si sólo nos están dadas a unos pocos? ...) La pérdida de un solo libro nos agita más que el hambre en Etiopía, es lógico y comprensible y monstruoso al mismo tiempo”. 























PdL