Leyendo la conquista de América en clave de Inmanencia

Por Alberto Bejarano


Naturaleza y Etnocidio. 
Relaciones de saber y poder en la conquista de América
Bernardo Rengifo
Editorial Tercer Mundo
Bogotá, 2007
277p.


En estos tiempos en que la biopolítica se ha convertido en uno de los temas más estudiados por la filosofía contemporánea (versión francesa), el libro de Rengifo emerge como una “nube de arena” (no como una “plataforma giratoria” a la manera de un Habermas) que cae y desborda los estudios (pre)históricos sobre la conquista de América, y que, a la vez, confronta a la filosofía con su tradición y su(s) devenir(es).

Son pocas las incursiones de la filosofía (en Colombia) sobre la conquista de América. Y aún más escasos son los análisis críticos que basándose en estudios interdisciplinarios se pregunten por las relaciones entre saber y poder dentro del episteme “moderno” que une y separa Europa y América. Es por ello que el libro de Rengifo viene a inaugurar un espacio académico que permanecía en el silencio de las reflexiones filosóficas. De allí, la pertinencia de investigaciones que desde la filosofía, piensen problemas transversales de (a) las ciencias humanas. En este caso, Rengifo incursiona con profundidad en terrenos que parecían reservados a la historia y a la antropología.

El libro de Rengifo plantea desde el principio dos Inquietudes:

¿Sobre qué tipo de saberes específicos se apoyaron las tácticas de sometimiento al orden cultural español, que sustentaban a su vez el poder conquistador etnocida?” y “¿qué clase de prácticas de saber oponían las  sociedades indígenas frente a las estrategias de conquista? (Rengifo, p 10).

El autor realiza un recorrido detallado por los principales debates teológicos en torno al problema de la existencia del Indio (sobre todo de su alma), y por consiguiente al problema de la existencia del mal (prácticas de hechicería y brujería, destacando en especial algunos casos de México).

Durante la evangelización de América, en la enunciación nuclear de la trascendencia subyace una especie de ambigüedad programática de la Iglesia   respecto a la naturaleza: el indígena, en cuanto parte del mundo, tenía que ser una creación divina. Pero al mismo tiempo, resultaba “evidente” que se   encontraba más cerca de los elementos naturales que del espíritu. ¿Por qué Dios llegó a producir o permitir algo semejante? ¿Cómo logró el demonio dominar estos seres hasta “enseñorearse” de tal manera en esta tierras?... el indígena es un ser preso en las tinieblas del mal. (Rengifo, p 63).

El lector va descubriendo que  “Naturaleza y etnocidio”, más allá de ser un libro de polémicas sobre autos y contra-actos de fe, es ante todo un análisis genealógico sobre los saberes y las prácticas indígenas en América, que para Rengifo son una muestra invaluable de inmanencia, pues “el problema radicaba en una transgresión indecidible e inconmensurable, en un “impensable” para los códigos representativos de la época, que por eso resultaba inabordable para la cultura española: ¡El indio es en la inmanencia¡ ¡el indio es naturaleza¡”. (Rengifo, p 128).

Dialogando con la filosofía francesa contemporánea (Foucault, Deleuze, Guattari, Serres), Rengifo desarrolla en su libro una serie de cuestionamientos no sólo al “acontecimiento” de la Conquista de América y sus formas de legitimación, sino también (y sobre todo) a las maneras cómo hasta ahora se ha estudiado el tema.

Estamos de acuerdo con Bateson y Guattari en que sólo una “ecología del pensamiento” puede abrir caminos nuevos hacia un replanteamiento radical de la relación con la naturaleza en Occidente; hacer una ecología incluso de     la manera desgastada de hacer ecología, bajo un nuevo estatuto de la naturaleza y la vida que contemple la inmanencia, y con ella a las prácticas indígenas del saber. (Rengifo, p 131).

Otra de las ideas centrales de Rengifo es pensar la subjetividad del indio en el contexto de los saberes cristianos y renacentistas aportados por los españoles, y al mismo tiempo, explorar en la relación del indio con la naturaleza, otras formas de percibir y vivir los deseos y el cuerpo. Reivindicando la inmanencia, Rengifo señala que: “nadie mejor que Gilles Deleuze ha expuesto el valor y las posibilidades filosóficas de la inmanencia. Siguiendo su interpretación sobre la inmanencia en Spinoza, se puede afirmar que el cuerpo, las fuerzas, se encuentran siempre bajo relaciones de composición o descomposición (activo-reactivo) que en último grado definen su grado de afirmación como potencias”. (Rengifo, p 180). Surgen en este punto muchas preguntas que el libro asume, y quedan otras, que son lanzadas a futuros investigadores que quieran incursionar en los laberintos de la recomposición del pasado en un sentido nietzscheano.

Más adelante, Rengifo debate con las concepciones clásicas en antropología sobre el carácter, en apariencia simbólico del Indio, y sobre las implicaciones filosóficas de abandonar los recurrentes estudios sobre “identidad” indígena y nos propone: “ser naturaleza, vivir en inmanencia con la naturaleza, es transgredir el orden cartesiano-cristiano de la identidad. De ahí el deplorable error de numerosos etnólogos al pretender –de manera irreflexiva- “rescatar la identidad” del indígena como si se tratara de recomponer una subjetividad de tipo cartesiano. Nos parece que lo indígena sería más un modo de existencia a restituir que una identidad para rescatar”. (p 200)

En el último capítulo Rengifo plantea que: “lo que queda por investigar no es tanto si existirían grados de trascendencia entre las sociedades no occidentales, sino si es posible continuar creyendo que todos los pueblos y culturas no occidentales se relacionan de la misma manera con la naturaleza”. (Rengifo, p 219), lo que da pie a reflexionar sobre las posibilidades de pensar (desde) la filosofía contemporánea, problemas que suelen ser posesión de otros dominios.

La conclusión, coherente con el desarrollo del libro se dirige a confrontar la filosofía (¿occidental?) con el presente intempestivo e intemporal en el que vivimos, y en particular, Rengifo logra su propósito de develar y visibilizar los lazos más sutiles que se tejen entre saber y poder, en este caso en la Conquista de América.

En la Conquista de América no habría aflorado solamente España contra lo indígena, sino también el saber occidental de la identidad, la esencia, Dios…,en una frase, de la trascendencia como mismidad, contra las potencias del devenir, de la naturaleza, de lo fenoménico…, en una palabra, de la inmanencia y su alteridad. Entonces la guerra religiosa de razas que se cumplió durante la     conquista de América, también representaría uno de los episodios más   perturbadores de una lucha más amplía que atravesaría insidiosamente toda la historia humana: polis contra bios, o la trascendencia contra la naturaleza. (Rengifo, p 240)

“Naturaleza y etnocidio” está dividido en seis partes (El orden de la trascendencia; el saber sacramental; humano debate sobre lo humano; hechicería, inquisición, cuerpos; naturaleza e inmanencia; inmanencia  chamanismo) y en cada capitulo, el autor le entrega al lector una considerable bibliografía complementaria. 

PdL