Hiroshima mon amour

Por Sophia Vázquez Ramón 

Enola Gay
Gordon Thomas, Max Morgan-Witts
Ediciones B
Barcelona 2005
520 Páginas



Escrita “por el autor de Mossad y las torturas mentales de la CIA” -siempre este tipo de best-sellers parece necesitar de pomposas leyendas comerciales-, Enola gay vuelve al fatídico día del seis de agosto de 1945 -ocho y quince minutos de la mañana- en Hiroshima, para dibujar una novela ‘histórica’ que a veces no sabemos si celebra la osadía de unos o conmemora el insuceso de otros. El pretexto, un rastreo alrededor de la aeronave que arrojó la bomba atómica y toda suerte de pormenores ‘caseros’, fotografías, algunos archivos, grabaciones y algo de melodrama típicamente estadounidense.

Gordon Thomas, junto a Max Morgan-Witts, especula sólo para justificar su estilo entre detectivesco y secular. Algo así como intrigar desde una posición políticamente correcta sin atreverse a fabricar más que una nouvelle para el cinematógrafo, como suele pasar tan a menudo en este submundo de la literatura de masas. Publicada originalmente en 1997, esta novela vuelve sobre la “ruina desde el aire”, como reza su edición inglesa, para mostrarnos a un periodista-novelista-activista que presume indagar en algunos asuntos más o menos reveladores de este vuelo, delineando un antes y un después en forma capitular: crónica, novela y “trepidante relato” (¿?) para mostrar “cómo fue concebida y desarrollada el arma más mortífera hasta entonces conocida” y “cuáles fueron los motivos para lanzarla sobre Japón y no sobre Alemania, tal y como en un principio se había pensado”.

Quizá no el primer texto sobre el particular, sólo vale entender su empresa como lo que es, una investigación que devino en novela para dummies, mezclado con algo de beligerancia comercial. Me explico, Gordon teje su intriga a través de los sucesos por los cuales este lanzamiento “estuvo a punto de no producirse”. Dicen, por ello, evitar juicios personales y se escudan en documentos de gobierno –reproducidos junto a varias fotografías que abarcan el centro de esta edición española- para entrar de lleno en esa nueva moda de los escritores norteamericanos: Agenciarse algo de respeto mordiendo la mano que les da de comer. Otro vástago de aquel Michel Moore tantas veces mentado por estos prados inhóspitos del tercer mundo.

Enola Gay da un recuento pormenorizado del programa nuclear emprendido por Estados Unidos bajo el nombre de "proyecto Manhattan", que culminó en el lanzamiento de la bomba, capítulo lleno de guiños cinematográficos que a veces no quieren más que llevarnos a las lagrimas, como en un caso concreto de alienación tipo mass-media. Pero sobre todo, y dado que se hace necesaria una introducción lo bastante lastimera y convincente, los autores (o más bien el “autor” dado que Max Morgan-Witts aparece apenas como un chivo expiatorio) han querido hurgar en los rincones más inaccesibles del Enola Gay: aquel derruido “Manhattan Project” en el que se basa buena parte del libro; el día a día de los científicos que diseñaron la bomba y los avatares personales su tripulación –he aquí el melodrama-, todo como soporte del desarrollo cronológico hasta la llamada hora cero. Y luego, el inmenso hongo devastando la ciudad nipona como cierre a la segunda guerra mundial.

La edición en lengua española de Ruin from the air conmemoraba en su momento los sesenta años del acontecimiento. Gordon Thomas se ha dado un buen lugar dentro de esta literatura a la que la crítica llama, no sin algo de desconfianza, Best-sellers. ¿De qué se trata entonces? Una novela como las demás, intriga tipo CSI, algo de Ian Fleming, documentos y más documentos, juegos metahistóricos comunes y –desde luego- el pretexto de siempre, el mundo de la infamia y el olvido vertido en otro librito para las masas.

PdL